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  • Julieta

LA SUSTENTABILIDAD SOCIAL TAMBIÉN ES PARTE.

a partir del seminario con Felipe Taborda.



Sociedad sustentable, abarca aspectos sociales. Una sociedad que se responsabiliza del presente y quiere lo mejor para el futuro. No sólo en cuanto a la “ecología” sino también respecto a nuestros derechos y valores. La sustentabilidad social trata de que todos tengan un buen nivel de educación y concientización, quiere que las personas se respeten y que todos tengan un adecuado nivel de vida. Quiere la diversidad.


Felipe Taborda, con su charla, me llevó a conocer un aspecto de este concepto que realmente desconocía. Con su proyecto Kabum recorrió varias ciudades conectando con jóvenes de las favelas o asentamientos y permitiéndoles a través del diseño comunicar. Los reunió con estudiantes de distintas universidades que los ayudaron a generar sus propios afiches con problemáticas que ellos mismos consideraban relevantes en su lugar de residencia.


Les dejó comunicar sus inquietudes, sus problemas, sus preocupaciones. Las creaciones que se generaron en el marco de este proyecto en ocasiones llegaron a recorrer el mundo. Se fue expandiendo, y realizando el mismo proceso en más ciudades de las que se hubiera imaginado. Llegó a los ojos de gente, que no podía creer de dónde provenían estas obras.


La experiencia de Felipe busca dar lugar a aquellos jóvenes que a veces no son escuchados. Que no tienen el espacio para hacerlo, y que viven en la misma sociedad que nosotros. Hacerles ver a ellos que hay un mundo más allá del lugar donde nacieron y a otros que hay un mundo "escondido" donde pasan cosas. Donde hay gente que quiere hablar.


Felipe nos preguntaba cuantas veces visitamos estos lugares, ya que Montevideo no es la excepción. En ese sentido, me siento afortunada. Al ser voluntaria, tengo la posibilidad de visitar un asentamiento todos los fines de semana. La carbonera. Un barrio al que tal vez haya muchas personas que no se animen a entrar. Tengo la posibilidad de trabajar con niños y adolescentes, de escuchar sus líos, de conocer sus casas. De ver en sus ojos inocentes la realidad del día a día.


Ahí están desde los que no tienen para comer, los que andan con zapatos rotos o que no son de su talle, los que no tienen abrigo, los hermanos mayores que se hacen cargo de una familia, las mamás jóvenes, las familias numerosas dónde el chiquilín de 5 años es tío del otro que tiene 8, y que a su vez viven todos en una misma casa con espacio insuficiente.


Es una experiencia que a mi me abre la cabeza, que expande mi realidad. Y que siento que sirve más aún cuando lo cuento. No por sacar cartel de lo que hago, sino porque mucha más gente debería estar al tanto de estas realidades que no son tan lejanas como parecen.


Cualquiera que se acerque a estos jóvenes y les muestre hasta dónde son capaces de ir y lo que son capaces de lograr, los ayuda a crecer. Crecen quienes están lejos de esa realidad pero se topan, en este caso con su trabajo en Kabum, se acercan un poco más. Crecen quienes escuchan un nuevo relato. Crezco yo y crecemos nosotros, ampliando nuestro concepto de sustentabilidad.


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